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San Elesbaan y Santa Efigenia

  Nos encontramos ante una iconografía particular y poco conocida de dos santos venerados por la Orden del Carmen como unos de los primeros fundadores y eremitas que se retiraron a la vida contemplativa. Elesbaan (c.530 d.C.) fue un rey de Aksum, o Axum, situado entre las actuales Eritrea y Etiopia. Siendo rey, combatió a los judíos e intentó vengar los martirios a los primeros cristianos. Al abdicar, entregó su corona a la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén y se retiró como ermitaño. Efigenia era hija del rey etíope Egipo y la reina Eufenisa en los inicios del siglo I d.C. Fue el propio San Mateo, el apóstol, quien introdujo el cristianismo en la zona, siendo el rey partidario de ello aunque, manteniéndose neutral, prefirió seguir con su religión pero permitir que se predicase el cristianismo. Efigenia, en cambio, abrazó la fe, dedicándose a la vida religiosa. Las tallas de ambos santos tenían un estado de conservación muy deficiente. Fechables en torno al siglo XVIII,   habían
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Talla de San José con Niño Jesús. Siglo XVII.

  Esta pequeña talla, de 45 centímetros de altura, representa al Patriarca San José con el Niño Jesús de la mano. Realizado en madera, estofado y policromado, puede fecharse alrededor del siglo XVII y atribuirse al entorno de Alonso de Mena, repolicromado en parte en el siglo XVIII y con añadidura de ojos de cristal en la efigie de San José.  En la primera mitad del seiscientos prevalece la representación iconográfica del Santo itinerante, con la vara florida y llevando al Niño de la mano. La atribución y el estudio iconográfico se han realizado gracias a la labor de Fray Juan Dobado Fernández, doctor en Historia del Arte. Desde los comienzos del arte cristiano, éste se ha ocupado de la figura de San José, por gozar de gran devoción al haber sido el padre terreno de Jesús. Las primeras representaciones, de época paleocristiana, lo representan como un hombre anciano, y normalmente aparece en escenas navideñas como la adoración o la natividad. Será a partir del Barroco, y gracias sob